viernes, 23 de octubre de 2009

Cuestión de acústica

Ella adoraba la cocina, relucía más que nada en su casa. Y doy fe de que no era amante de las tareas del hogar. Sin embargo pasaba horas lavando platos y azulejos, se quedaba mirando las cucharas o simplemente apoyaba sus manos en la fría mesada cavilando quién sabe en qué.
Nunca entendí la preferencia por aquél rincón.
Hoy la escuché cantar:
"Perdí la noción del tiempo al caer de boca en tu boca..."
Supe que en ese reducido espacio la armonía y las letras se conjugaban de manera maravillosa con los acordes silenciados de su alma.