domingo, 26 de octubre de 2008

Aquel día

La lluvia bañó los naranjos,
los azahares
se agolparon para aromar tu paso.
El cielo se desvistió de nubes
y convocó a todos los pájaros.
El río guardó la luna en su espejo,
quiso besar tus pies esa mañana.
El Champaquí y el Colorado
se elevaron sobre los pueblos lentamente,
para cobijarte de los vientos.
Todo se dispuso para que nacieras.

Te dejaron la miel en los ojos,
y para todos tus días,
las flores y el canto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me has dado las palabras mas dulces que se pueden recibir de una mujer, aun hoy con la distancia física, sigo recibiendo tu aliento.

josé lopez romero dijo...

Que bellas palabras, el andar de tu pensamiento tiene atractivos que impulsan a seguirte, ahora te recuerdo plenamente..

Anónimo dijo...

Que profundo José, todo un poeta

Anita Califa dijo...

verbario: lei un comentario q me dejaste en el blog en agosto, el tema es q casi no entro a ese blog.

https://www.blogger.com/comment.g?blogID=1567635734875541609&postID=3684180345904704634

me gustó lo q dijiste. creo q cada momento es único e irrepetible, por eso creo q con el arte uno tiene que luchar para q ese momento no se pierda y si se pierde, poder transformarlo, como vos dijiste.